domingo, 29 de noviembre de 2015

Elisabeth

Elisabeth. No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché ese precioso nombre. Seguro que muy pronto, porque nacimos con una semana y dos pisos de diferencia: yo en el 5º y ella en el 7º. Así que, tal vez por la euforia de tener hijos y demás, nuestras madres se hicieron muy amigas. ¡Y también mi abuela! -que como habréis leído en mis mensajes ya no tengo, sobre todo de forma metafórica- jajaja.

El piso de Elisabeth era como mi segunda casa. Entrar en su habitación era como acceder a otro mundo, olvidando todo lo de afuera; como un Bosque Encantado, pero no arbóreo sino diseñado. Era un lugar tan personal, que a mi parecer la identificaba: Elisabeth era su habitación y su habitación era ella. Pero no por lo material que contenía, sino por el amor que alguien había vertido en aquellos escasos pero aprovechadísimos cinco metros cuadrados de área pentagonal, seguramente debido al empeño de su entusiasta madre con una personalidad única: Angelina. Y como resulta que su habitación era la misma que la mía pero dos pisos más abajo, existía una conexión extra; como si un día pudiéramos visitarnos a través de una escalera de caracol secreta.

Las paredes de su habitación estaban forradas de corcho con motitas marrón y negras. En el lado izquierdo había un mueble de madera adaptado hasta el último centímetro que incluía su cama -que a la vez hacía de sofá, tapizado de verde y blanco floreado-, dos enormes cajones debajo siempre llenos de lápices de colores, gomas de borrar, maquinitas de hacer punta, etc., un armario con altillos y, justo al entrar, unos estantes a modo de rinconera. En la pared derecha se extendían graciosamente unos estantes robustos y, justo en el centro, algo muy especial: un cuadro de marquetería con decenas de cuadrículas diminutas donde poner cositas. Lo que había en ellas iba cambiando mes a mes y evolucionando a medida que crecía. Primero eran gomas de borrar en forma de frutas e infinidad de motivos variados... ¡qué olor hacían! -a ella le encantaba invitarme a olfatearlas, pero a mí me daba como igual... hombres xD-. También podían ser figuras en miniatura, como los Pitufos (los tenía todos), Gardfield, Kitty y todos los imaginables. Después fueron minerales, luego fósiles antiquísimos... En aquellos mini nichos siempre habían cosas sorprendentes. Como si unos seres que solo los niños podíamos conocer de su existencia, habitaran en aquella casita mágica cuya anfitriona era mi vecina.

Pero no he venido a hablar de su habitación. Elisabeth era para mí la niña más abierta, simpática, sociable, carismática y risueña del mundo. Eso contrastaba enormemente con mi timidez, moderación, introspección y sentido de la vergüenza. Por eso quizá, nuestra combinación, aunque extraña, resultó ser complementaria y creo que muy enriquecedora para ambos (y todavía sigue siéndolo).

Mi hermano es siete años mayor que yo. Desde pequeño ya era muy independiente, por lo que apenas nos veíamos -creo que jamás nos hemos peleado, cosa que es buena y a la vez mala- así que prácticamente no lo sentía como mi hermano sino como mi segundo padre. Por eso, con quien realmente compartí "cosas de hermanos", miles de tardes enteras, risas, juegos y enfados, fue con ella. No faltaban días en los que construíamos nuestro "hogar" con sillas y una sábana encima (¿creíamos que éramos un matrimonio? jajaja), pasábamos toda la noche en el comedor con juegos de mesa hasta que amanecía, le hacía compañía sentado en el bidet mientras se bañaba -muchas veces con los ojos cerrados y nunca vi nada, lo juro- o intentábamos hacer los deberes del colegio (y digo que lo intentábamos porque no podíamos contener la risa ante un profesor de repaso que nuestros padres contrataron para que nos ayudara y que, lógicamente, duró dos días).

Elisabeth siempre hacía mil cosas. Y cuando digo "mil" exagero... pero a la baja: no mil, sino diez mil y una. Ya de pequeña era una enciclopedia andante de músicos de ayer y de hoy (como su madre). Nos poníamos cintas y vinilos de nuestra década, los 80's (Mecano -¿cuántas veces vi ese casete con la portada del reloj mientras escuchaba "Allí me colé y en tu fiesta me planté, Coca-Cola para todos y algo de comer"?-, Alaska, Radio Futura, Gabinete Caligari, La Unión, Presuntos Implicados... Samantha Fox #@&%Ñ>#?, C.C. Catch, Modern Talking, Desiree, Spagna jajaja y Michael Jackson, Madonna, Whitney Houston, a-ha, Phil Collins, Sting...) pero también clásicos de otras décadas como Stevie Wonder, Dionne Warwick, Supertramp, Carole King, The Carpenters, James Taylor, Cat Stevens... ¿Alguien se sabía los nombres de todos los cantantes de "We Are the World"? Pues ella, con solo diez añitos. Y no solo eso, sino que conocía las carreras musicales de todos ellos. A esa edad empezó a cantar y grabarse, justamente el "We are the world" -alentada por su tío, también melómano (que no es una enfermedad... bueno, sí que lo es jajaja)-. Y aquel sería el germen de su carrera musical venidera.

Ya desde muy pequeña le encantaba ordenar las cosas con el máximo gusto y pulcritud. Llamarla "organizada" y "detallista" es poco. Por eso, quizá, luego ha sido diseñadora de interiores, con un gusto exquisito, original y teniendo en cuenta aspectos emocionales y espirituales (atención, Montse de DECOEMOTION: esto te interesará). Tal vez eso trace la pista de su actual dedicación: es terapeuta de Wingwave, Art Coaching (trata el pánico escénico, Selene), Mindfulness, Programación Neurolingüística, Imagen personal, preparación para la maternidad, Eneagrama...

Su caso ha sido un ejemplo de superación. De pequeña le diagnosticaron dislexia (déficit de atención y comprensión de textos) -espero que no se moleste por contar esto- además de otros problemas familiares que no revelaré. Pero con los años, esforzándose mucho, trabajando su interior a través de una búsqueda incansable (autoayuda, psicología, espiritualidad oriental, dibujar mandalas, cursar titulaciones, etc.) consiguió superarlo hasta lograr estudiar sin problemas y escribir poemas exquisitos lingüísticamente que han recibido varios premios nacionales.

No sé si al ver mi fiebre por los teclados y conocer mi mundillo de músicos, grupos, escuelas de música etc. se animó a estudiar canto y dedicarse a ello seriamente. Fue finalista en un concurso prestigioso de Catalunya (aquí tenéis una actuación suya en Catalunya Radio: https://www.youtube.com/watch?v=d-X3InJAHpI, música y letra compuesta por ella además de arreglista). También dio clases de canto. Se encargó de un estudio de grabación al que le puso nombre y diseñó la imagen corporativa "Sentir Estudis": 

http://www.percumusic.com/sentir.htm

¿Veis el chico que sale ante un mezclador? Tal vez pronto sea un nuevo compañero del grupo: Lluis Molas. Un ser excepcional. ¡Y aquí está la conexión con el vídeo que os mostré hace una semana, "Vida Vulnerable" de Eduard Iniesta! Elisabeth grabó los coros en un disco de Eduard. Así que ojito: como cantante es tela de buena y conoce muchos músicos de jazz de Barcelona de altísimo nivel. Es tan sociable, que conocer y formar una amistad con personas interesantes, poco le cuesta.

También trabajó como marchante de arte y se dedicó al arte plástico (abstracto, conceptual) recibiendo premios, también. En fin, hace tantas cosas... Se ponga en lo que se ponga exprime al máximo su buen gusto, atención al detalle y sensibilidad. Por poner un ejemplo, ésta es su página web como terapeuta, hecha por ella solita, que se abre con una canción suya y cantada por ella misma:


Durante unos años, Eli y yo nos distanciamos. Seguramente por la evolución necesaria de cada uno, pero como dije hace poco "queramos o no, somos casi como hermanos" y tras mi operación del corazón nos hemos reencontrado. ¿Será que el cirujano que curó el impulso eléctrico de mi corazón también recuperó su memoria? El otro día la llamé y le dije: "Eli, no has cambiado, tú no puedes hacer nada `normal´, todo lo cuidas hasta el último detalle". Y me responde riendo: "Qué va... hice la web a partir de una plantilla". Y yo le digo: "Sí mujer, una plantilla, pero luego hay que poner toneladas de buen gusto y dedicación. ¡A ver si un día me decepcionas, joía! jajaja".

Pero ahora lo más importante para nosotros, Slow Lifer's (o en palabras llanas, para mis mejores amigos de vida natural y pausada): Elisabeth es un amor de persona y una gran amiga. Ahora dispone de poco tiempo porque está haciendo una labor familiar muy exigente, pero cuando tengamos la oportunidad de recibir sus mensajes y aportaciones terapéuticas y artísticas vamos a disfrutar de todo su entusiasmo, calidez y belleza interior (la exterior no hace falta ni mencionarla jajaja).

Ella es quien "cierra" el círculo del grupo. Un círculo que en realidad no está cerrado, sino que es una espiral que se eleva y avanza a través del tiempo (como la cadena helicoidal de ADN), que nos permitirá incluir más compañeros y recibir aportaciones desde las afueras, como la de Jordi y otros seres excepcionales. Porque a mi parecer, el objetivo primordial de la vida es APRENDER A SER PERSONAS, SERES CON MOMENTOS FELICES -aunque no hace falta estar siempre "happy", en la tristeza también está la savia de la experiencia- Y COMPARTIRLOS CON LOS DEMÁS PARA QUE TODO TENGA SENTIDO, ECHANDO UNA MANO A QUIEN LO NECESITA.

Bien, amigos. Termino el círculo de descripciones personales y se inicia la espiral de aportaciones de todos vosotros, con una sola palabra: Elisabeth.

(continuará...)

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